Las bodas
El hecho del matrimonio es sinónimo de una nueva vida en común para dar origen a nuevas vidas. Es la independencia de unos hijos que, en dependencia mutua y en amor compartido, buscan la formación de un nuevo hogar siguiendo la tradicional conseja de que «el casado, casa quiere». Tal evento suponía —y supone aún— unos pasos previos: el conocimiento de las familias, el acuerdo en la dote y demás circunstancias económicas que acompañarán a la nueva familia formada, el lugar del banquete y posibles invitados, la elección del menú...
Antiguamente las bodas eran familiares, íntimas, hechas en la casa y para los de la casa. En algunos pueblos, antes de la ceremonia, se repartía entre los invitados el cantelo o pan del tchoru (lloro), símbolo de la tristeza que dejaba en su casa la novia al abandonar el hogar paterno. El banquete nupcial se reducía a lo mejor de la hacienda: sopa de menudos de pollo, cocido de garbanzos, fabada o paella, pollo o conejo guisados, vaca o ternera en múltiples variedades, postres típicos, abundancia de sidra y de vino.
En la actualidad las bodas aparentan un mayor sentido mercantil y el banquete, salvo contadas excepciones, se hace en restaurantes. Las espichas también gozan de protagonismo en estos banquetes de esponsales.